Los jugadores saludan a los fieles hinchas Xeneizes que viajaron a Porto Algre.

Para envidia de todos los anti-Boca, nuestro equipo está otra vez en lo más alto de un torneo internacional. Esta noche en Brasil pasamos a la final de la Copa Sudamericana tras empatar ante Internacional 0-0, en el encuentro de vuelta (en la ida ganamos 4-2) de la semifinal. De esta manera definiremos el certamen (el 8 y el 17) contra el ganador de la llave entre Bolívar (Bolivia) y Liga Universitaria (Ecuador), la cual se definirá mañana en el país vecino (en la ida igualaron 1-1). Para sorpresa de muchos, nuestro equipo hizo un primer tiempo muy bueno en donde llegó más que los locales. Entre los 17' y los 20' tuvimos tres chances claras para abrir el marcador, en cambio los brasileños recién nos inquietaron a los 35'.
Como era previsible, en el complemento sufrimos un poco (el "Pato" fue figura) porque era obvio que ellos se iban a venir con todo al ataque, para tratar de descontar los dos goles de diferencia que obtuvimos en la Bombonera. En la desesperación por ir a buscar el partido, los locales dejaron varios espacios para nuestro contragolpe y por esa vía Tevez casi anota el 1-0 cuando transcurrían 20'. Un minuto más tarde Schiavi se perdió una ocasión muy clara, estando a centímetros de la línea de gol.
Aunque parezca exagerado, hubo lapsos del encuentro en el que nuestro equipo se asemejaba en algo al de Carlos Bianchi, más que nada en la presión que ejercían en todos los sectores del campo y además por la tranquilidad que transmitían nuestros jugadores, ante un clima muy hostil.
De más está decir que aunque éramos minoría, nuestros hinchas se hicieron sentir en el estadio, no pararon de alentar ni un segundo y terminaron festejando ante las miradas atónitas de los brasileños.
No es un dato menor decir que en este 2004 llegamos a tres finales internacionales: la Libertadores, la Recopa y ésta. ¿Cuándo River podrá igualar algo semejante? ¿Se habrán convencido que son de cabotaje?